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Mi encierro en la Mina

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lamp in mine

Por Aik Ambiorix / Aikambiorix@gmail.com

A propósito de Gregory Méndez y Carlos Yepez, atrapados a más de 100 metros de profundidad en una mina de Maimón y de los 10 mineros en Coahuila, México, sé que hay varios dramas sociales, humanos, espirituales, emocionales y hasta económicos y políticos, producidos por cualquier tipo de encierro.

Esto se entiende cuando usted sólo es el atrapado o cuando se dispone a poner algo de empatía, en el mismo lugar de la víctima, y es cuando usted también comienza a sentirlo.

Por lo breve de mis artículos, esta vez, solo me refiero al encierro del tipo emocional, condición que produce estados difíciles, donde el individuo puede llegar a otras consecuencias peores.

La gente, por muy rica o pobre que sea siempre posee tipos específicos de riquezas. A aquel que tenemos como pobre, posiblemente disfrute de salud física, moral y espiritual, por lo que, muchos poseedores de grandes riquezas pagarían lo que sea por disfrutarlas junto a sus bienes materiales, poseídos de buena fuente o de sus dineros ilícitos.

De cualquier forma que sea, podemos salir del encierro emocional o ayudar a otros a lograrlo. Un amigo que pasó por un gran trauma hospitalario en estado de coma, al salir del mismo, me narra que: “más que un túnel, que es lo que todos esperan ver cuando mueran, me encontré conmigo mismo, con mi salud y mayores valores espirituales. Salí así, del encierro que vivía antes de enfermarme”. Sin embargo, hay otros que salen airosos ante problemas de salud o cualquier otro mal que les afectó en el pasado y se sienten todavía atados, sólo por una condición creada por ellos mismos. ¡Son libres y siguen encerrados dentro de la mina!

Todo ser humano tiene grandes desafíos de ayudar en estas condiciones a todo el que le rodea.

El escritor Leo Buscaglia, en su libro: “Amor”, narra un hecho conmovedor: preguntó a sus alumnos por una destacada compañera; nadie supo responder. Más tarde, su madre informó al grupo de alumnos que hacía más de dos semanas que la niña se había suicidado, a lo que respondió Buscaglia: “¿Cómo es posible que existan personas rodeadas de mucha gente y vivan vidas de tanta soledad?”, y añado: Atrapados en una mina.

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